17 junio 2018

COLABORACIÓN CON LA CJ UNI DE ZARAGOZA


Hay personas con las que conectas desde el primer momento, con las que te entiendes sin necesidad de dar explicaciones de más, con las que puedes hablar con total naturalidad incluso cuando las acabas de conocer... Eso me pasó desde el primer momento con Sonia, Raquel y Olga de la Casa de Juventud Universidad (CJ Uni) de Zaragoza. Desde ese primer encuentro han pasado ya más de 2 años en los que mi cariño, respeto y admiración hacia ellas no ha parado de crecer. Y sobre todo, mi gratitud.Esta semana Raquel, Olga y Sonia nos han entregado los 250 euros recaudados en sus diferentes iniciativas solidarias. 250 euros caídos del cielo que hemos hecho llegar a Georgette Marjorie que lleva cinco años como responsable del centro Tulizeni en la ciudad de Goma donde da refugio a mujeres víctimas de agresiones sexuales y recoge a niños abandonados por ser fruto de violaciones. Cada semana recibe entre tres y cinco mujeres violadas. En estos cinco años ha tenido que escuchar historias terribles pero esta monja franciscana no se rinde y continúa luchando por iluminar el camino de todas las personas que se cruzan en su camino.
Gracias de corazón a Sonia, Olga y Raquel, por vuestro compromiso por lograr una sociedad más justa e inculcar valores a los más jóvenes. Gracias por vuestra cercanía, cariño y bondad. Gracias por hacernos depositarias de vuestra confianza. Gracias por sembrar tanta esperanza. Gracias porque hay mil proyectos solidarios con los que colaborar y siempre nos hacéis un hueco. Gracias por vuestra confianza en nuestro trabajo. Gracias por vuestro cariño. Gracias por ser y estar...... ¡Sois lo bueno!
¡Un beso enorme a las tres!
Se llama Georgette Marjorie. Su nombre no ocupará grandes titulares. Su foto jamás estará en portada de los grandes medios de comunicación. Nunca ganará el Nobel de la Paz ni el Princesa de Asturias de Cooperación Internacional... Al final, todo es cuestión de política y de marketing...
Esta franciscana estuvo en Kenia, Colombia, India y Ghana trabajando con mujeres víctimas de todo tipo de abusosGeorgette lleva seis años trabajando en Goma como directora del Centro Tulizeni. Tiene a su cargo a más de 150 menores (la mayoría abandonados por sus padres por ser fruto de violaciones) y a cerca de 50 mujeres que han sufrido agresión sexual. Ella, de padre colombiano y madre congoleña, se ha convertido en la única esperanza de todos ellos.
Es un haz de luz en un lugar oscuro y donde la violencia contra menores y mujeres es endémica. Personas como Georgette hacen que no se pierda la esperanza de seguir creyendo en el ser humano. 
Foto: A. Pampliega (Enero 2018)

En el centro, la hermana Georgette observa cómo tres mujeres pelan patatas para la comida del día siguiente. A su izquierda, Janette (víctima de una doble violación) se muestra pensativa. De padre colombiano y madre congoleña, la hermana Georgette lleva seis años como responsable del centro Tulizeni en la ciudad de Goma donde recoge a niños abandonados y da refugio a mujeres víctimas de agresiones sexuales. Cada semana recibe entre tres y cinco mujeres violadas. En estos seis años ha tenido que escuchar historias terribles pero esta monja franciscana no se rinde y continúa luchando contra una sociedad machista y misógina. 
Foto: A. Pampliega (Enero 2018)
Mujeres. Madres. Trabajadoras... pero también niñas; eso no fue impedimento para que las tres sufrieran una agresión sexual. Tienen la desgracia de vivir en un país donde las mujeres (y por extensión las niñas) son tratadas como simples objetos para divertimento de los hombres. La violencia machista, en Congo, no se discute... Simplemente se acata. Son el 50% de la sociedad congoleña pero su figura queda relegada a la cría de los niños, al mantenimiento de la casa... Sus cuerpos son objeto de deseo y son tomadas a la fuerza. Los violadores no van a la cárcel, la culpable es la mujer y es ella la denostada por la sociedad y expulsada de la comunidad. En Congo todos los días son 8 de marzo.
Foto: A. Pampliega (Enero 2018)

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